Que dulce sabor quedo en mis labios,
me quede con mas sed conforme probaba esa miel.
Deguste la calidez que mostraba su piel,
le pedí mas tiempo y mas horas a la noche,
pero la luna marchaba a su paso fiel.
Me embarque en la emoción,
me vencieron sus brazos,
me rindieron sus besos.
Y las palabras adquirieron huesos.
Los alientos se convirtieron en respiros,
y el aire en suspiros.
Las miradas le dieron cuerpo a las palabras
y su sonrisa arrasando con mi alma.
Un día y la magia soltó su encanto,
un hechizo que duro una noche,
que hizo del invierno un verano.
Unas horas que se hicieron eternas,
vivas en nuestras memorias,
en tiempo real solo un recuerdo
que se repite en mis pensamientos.
Un instante en donde el universo
con su infinita sabiduría me concedió
el honor de respirar tu aliento en un beso.
sábado, 19 de noviembre de 2016
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