hubo uno que no se escucho,
era el arrogante muchacho que dejo
en ella el misterio de verlo.
Caminaba como si dejara desplantes en el aire,
creia merecerce el mundo entero, tenerlo a
sus pies, pero nadie le sostenia la mirada como ella.

Se vei insensible,
pero su gentileza hizo desaparecer
la primera impresion que tuvo de el.
Fue victima de las circunstancias,
deseoso de aparentar dureza en sus acciones,
y en sus palabras.
Pero cuando se tratase de ayudarla,
fue el unico en el que vio resguardo,
de sus manos limpio sus lagrimas,
de sus ojos le hablaba al alma.
De su boca jamas obtubo sus sentimientos,
pero de sus acciones tuvo conversaciones,
de su sigilio obtubo resoluciones.
El exclamo: ¡Creo que estoy enamorado!.
Le oprimio el silencio con el comentario,
quedo atonita y sin palabras.
Bajo la mirada, sin saber que contestar,
hasta que el finalizo el acto con:
Creo que soy un bocon...
Se comunicaban con la mirada,
sus ojos exclamaban, sus acciones gritaban,
en conjunto ellos hablaba sin palabras.
Pero su orgullo lo callaba,
lo cegaba y aparentaba,
temeroso de sus propias palabras,
ser presa del cariño, lo alejo de ella.
Lo admiraba,
jamas se llevo el pan a la boca,
sin pensar antes en el.
Cuando penso que estaba lejos de ella,
en un canto de alegria que con su guitarra
acompañaba se subio a la fuente, para
verla cantar, sin importarle los demas.
Todos exclamaban pero el la contemplaba,
ella lo sabia y cantaba con entrega,
ni sus ojos, ni sus cuerpos, se encontraban,
eran sus almas las que bailaban.
A su partida, el mostro repudio hacia ella,
no lo soporto y huyo, llevandose con ella
sus sentimientos, mirando hacia delante
y dejando atras sus recuerdos.
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